FE EN LA CAUSA

FE EN LA CAUSA

DOCTRINA

POR: General Alvaro Valencia Tovar, Ex Comandante del Ejército NacionaL.

El concepto de Acción Integral no es nuevo en nuestras instituciones militares, como sí lo es dentro de los demás órganos del Estado, en particular de su rama ejecutiva. Lo que no se había logrado era que la Presidencia de la República asumiera la dirección del esfuerzo encaminado al tratamiento racional del conflicto interno que padece la nación colombiana desde hace más de medio siglo.

El Comando General de las Fuerzas Militares definió el concepto desde el año 2001 como “Desarrollo y coordinación permanente de acciones políticas económicas, sociales y militares encaminadas a fortalecer las estructuras básicas del Estado y garantizar la defensa la protección de los derechos y libertades de la sociedad para que los habitantes de Colombia, haciendo uso de la libertad y dentro de los derechos y deberes constitucionales, alcance el goce de una paz justa, digna y duradera, que permita un adecuado desarrollo y progreso”.

Antecedente Históricos

Al comienzo del decenio de los sesenta, cuando el país superaba el período trágico de la violencia sectaria, a nivel batallón se realizaron, por iniciativa de sus comandantes, los primeros esfuerzos encaminados a ganar la adhesión y el afecto de los campesino hacia su Ejercito, en zonas aún flageladas por el bandolerismo resultantes de las guerrillas surgidas a la sombra de reyerta partidista. Los oficiales subalternos, que habían sufrido con impotencia el deslizamiento de la nación por las vertientes de una violación que destruía el tejido de la sociedad rural, sin que el Estado tomara las providencias dirigidas a evitarlo, llegaban al mando de las unidades tácticas con criterios derivados de la dura experiencia vivida y adoptaban hacia los efectos residuales de esa violencia, aún irredenta, una actitud más compresiva y humana.

Surgió así lo que más tarde se denominaría Acción Cívico-Militar, con su inmediata auxiliar, la acción sicológica, con cuya acción integrada se trataba de ganar la mente y el corazón de los pobladores campesinos hasta lograr su colaboración en un esfuerzo mancomunado para erradicar el bandolerismo rural y toda otra manifestación de conductas violentas o delincuentes.

El Plan Laso concresión del esfuerzo

Tres circunstancias diferentes convergieron en la gestación de un plan trazado en el Comando del Ejército para el tratamiento de la violencia supérstite;

1) Las experiencias derivadas de una nueva actitud militar ante el problema.

2) Las técnicas de combate irregular dentro de un conflicto armado regular, la Guerra de Corea, rápidamente asimiladas por los mando del Ejército.

3) La gestión de la Misión Militar de Estados Unidos en Colombia y la cooperación entre los dos Estados.

Los resultados del nuevo tratamiento del problema en diversas regiones dentro de los conceptos de acción cívica y sicológica, en una buena parte difundidos por la Escuela de Infantería de su revista institucional en los años 1962-64, hallaron acogida en el Comando del Ejército por el General Alberto Ruíz Novoa, con la feliz coincidencia de que habían comandado el Batallón Colombia en Corea, estaba compenetrado con las técnicas de combate irregular, desarrollas en los incesantes choques que se libraron en la “tierra de nadie” cuando terminaron las operaciones regulares y se estabilizaron las líneas del frente.

Por la misma época el Presidente Alberto Lleras Camargo había obtenido de la administración Eisenhower, el envío de una misión especializada para estudiar el conflicto colombiano y formular las recomendaciones del caso. El investigador canadiense Dennos Rompe, de la Universidad de Calgary, realizó un estudio profundo sobre documentos hallados en el archivo federal de Estados Unidos cuando el gobierno norteamericano levantó la confidencialidad del período Eisenhower y le dio a conocer bajo el titulo “The origin of Internal Security in Colombia”. Allí registra en detalle los documentos de la misión gestionada por el Presidente Lleras Camargo, archivados bajo el rótulo The Bohannanpaers. Rempe atribuye a dicha misión y su informe, el origen total de la nueva orientación, por cuanto desconocía los otros dos elementos enunciados arriba.

El Plan Laso fue en realidad el primer ensayo de Acción Integral. Su nombre código, significaba la suma de esfuerzos estatales para poner fin a la violencia. Laso era entonces el sentido de unidad de propósito de las diversas organizaciones civiles y militares con capacidad de aportar apoyos en forma mancomunada. El partido comunista modificando la ortografía de la siga, denuncio el Plan como dictado por el Pentágono con el nombre de Latin American Security Operation.

Planes Perla y Andes

El Curso de Altos Estudios Militares, Caem de 1968 en la Escuela Superior de Guerra, solicitó y obtuvo autorización para remplazar la tradicional Apreciación de Situación como trabajo de tesis, por un Plan estratégico Nacional para restablecer el orden público y poner a fin las insurgencias de diversos matices, que avanzaban lentamente pero con pasos firmes ante el tratamiento equivocado que se le daba al problema como simple confrontación armada. Informado el Presidente Carlos Lleras Restrepo, quiso conocer el proyecto que le fue presentado por el Caem en el Ministerio de Defensa. Su visión de estadista le permitió captar el valor del Plan y su filosofía, de manera que esa misma tarde emitió las órdenes para ponerlo en marcha.

Sobre los parámetros de Perla, el Comando del Ejército a cargo del General Guillermo Pinzón Caicedo, ordenó a las brigadas informar las urgencias no militares en sus jurisdicciones (vías, escuelas, puestos de salud, titulación de tierras, medios de paso sobre corrientes fluviales, ordenamiento y apoyo a la colonización espontánea, necesidades específicas de cada región ete.), lo cual dio origen al Plan Andes. Se culminaba así el segundo ensayo de Acción Integral aunque sin ese titulo. Infortunadamente la dinámica del empeño languideció con el término del mandato presidencial y se cayó de nuevo en la atávica visión dislocadamente militar de la confrontación.

La política de seguridad democrática

A partir del 7 de agosto de 2002, el nuevo Presidente Álvaro Uribe Vélez, inicio la puesta en marcha de una política enunciada en su campaña electoral. Semejantemente el Comando General había preparado sobre las bases del enunciado previo a la asunción del poder por el Presidente Uribe, la estrategia militar para dar desarrollo a esa Política de Estado. Confluían así después de años erráticos e improductivos que habían permitido el agigantamiento del desafío insurreccional, fortalecido con las inmensas ganancias del narcotráfico –política y estrategia como fundamento de la Acción Integral.

Se configuraba por fin el triangulo del poder nacional enunciado hace dos siglos por Clausewitz: gobierno, ejército. Ya no serían las Fuerzas Armadas, en esfuerzo solitario e incomprendido, las responsabilidades de dar solución al conflicto armado de grandes dimensiones que involucran factores diversos requeridos de tratamiento global e integrado de la nación.

Instrumentación de la polítcia de seguridad democrática

No es fácil de integrar esfuerzos civiles y militares para un empeño común. A nivel nacional, en la coincidencia de criterios que señalaba como eje central de la Política de Seguridad Democrática a la estrategia militar y la voluntad política del Presidente para sacar adelante su proyecto, no hubo dificultad alguna. No obstante, al descender a los niveles operativos y tácticos no se encontró la misma aceptación de los mandatarios regionales. La elección popular de gobernadores y alcaldes, despojaba al jefe del Estado de autoridad directa, lo cual dejaba al talante de gobernadores y alcaldes la dimensión de su aporte a la Acción Integral, obstáculos que aún afecta la concreción plena del concepto.

Aquí el liderazgo militar juega papel preponderante. La persuasión que un comandante puede ejercer sobre el mandatario civil, es decisiva para hacerle comprender los réditos políticos que se derivan de la recuperación de la paz y el orden. Un procedimiento conducente a tal fin, es preparar en conjunto con los gobiernos regionales el inventario de necesidades y la prioridad para atenderlas, aprovechando la dinámica nacional y sus evidentes resultados en seguridad, satisfacción general y prestigio de los gobernantes.

Como no todos los objetivos están al alcance de las administraciones locales, se debe buscar el concurso del Gobierno Nacional para lograrlos a nivelo departamento en tanto los alcaldes buscan apoyo de los departamentos y de la misma Nación. Los Consejos Comunitarios que realiza el jefe del Ejecutivo en las diversas regiones, constituye un valioso elemento de Acción Integral, sobre todos si existe un acuerdo previo civil-militar para presentar necesidades y proyectos destinados a resolver.

En caso de la Fuerza de Tarea Omega es bien elocuente como ejemplo de la Acción Integral. Efectuada la penetración militar a la base logística y operativa de las FARC en la antigua Zona de Distensión y la región adyacente de Caquetá, Meta y Putumayo, el comando de la Fuerza se consagro a ganar la población civil, por largos años sometida a la férrea voluntad de la guerrilla. Con apoyos gubernamentales en los tres niveles se consiguió remediar problemas y necesidades sentidas de la población, que en breve comenzó a cambiar de actitud hasta iniciar la fase de consolidación subsecuente al éxito militar.

Conclusión

En todas la épocas desde la ya lejana de las acciones cívicas y sicológicas, pasando por los Planes Laso, Perla y Andes hasta el presente, la Acción Integral no sólo aparece realizable sino decisiva en la gradual recuperación del orden y el logro de la misma aspiración nacional: la paz y la consecuente seguridad pública.
General Álvaro Valencia Tovar (Ex Comandante del Ejército Nacional